Porque No Huelo Nada Ni Me Sabe La Comida

La mayor parte de estos pacientes, cerca del 80%, recobra el olfato y el gusto de manera espontánea con el pasar de los años . Alergología de la Clínica Diagonal de Barcelona y Alergo-Rino del CM Teknon. En consecuencia, si bien la Organización Mundial de la Salud continúa manteniendo como los síntomas más habituales la fiebre, el cansancio y la tos seca, admite que algunos pacientes pueden enseñar dolores, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta o diarrea. Algunas personas se infectan pero no desarrollan ningún síntoma y no se encuentran mal, recuerda la organización sanitaria mundial.

También Pere Domingo, responsable de covid del Hospital Sant Pau de Barcelona, asegura que los pacientes que se ven en los últimos días y semanas presentan el habitual cuadro de infección respiratoria con mal de garganta, fiebre, cefalea y mialgias . Ambos facultativos comentan que con la variante Delta se veían pocos casos con este síntoma tan impresionante pero que con ómicron se comprueban aún menos. Domingo apostilla, sin embargo, que desde el criterio clínico es realmente difícil diferenciar los síntomas de una variante u otra. “Ómicron da síntomas compatibles con un resfriado y la pérdida de olfato y gusto es muy infrecuente”, enseña Benito Almirante, jefe del servicio de patologías infecciosas del hospital Vall d’Hebrón.

“Es seguro, todo el planeta puede llevarlo a cabo y está demostrado a nivel científico que asistencia”, enseña Kelly. “No es una cura, pero puede ser una forma de apresurar la restauración natural”. “En el momento en que el coronavirus provoca este síntoma, tiende a ser más grave que cuando hay que a la gripe o a un catarro corriente”, asegura Parma. Por servirnos de un ejemplo, nos hace disfrutar de la comida al punto que la doctora Izquierdo resalta la aparición de pérdidas de peso no indicadas por el hecho de que «el paciente no quiere comer por comer».

«Consiste en exponerse a sustancias odorantes que vienen preparadas en un kit, a lo largo de diez o 20 segundos de tiempo, un par de veces cada día, acompañado del estimulo visual», precisa Izquierdo-Domínguez. En España, este estudio multicéntrico liderado por el equipo de Izquierdo-Domínguez, observó que durante el periodo de tiempo de mayor afectación del SARS-CoV-2, el 53,7% de su muestra tenía perturbación del olfato. Puede redundar en inconvenientes físicos, como pérdida de peso o déficits nutricionales por dejar de comer algunos alimentos o llevarlo a cabo en mucha menor cantidad, y asimismo en secuelas emocionales, como ansiedad, tristeza o depresión. Amanda Frankeny es dietista y nutricionista y vive en Rojo.

No hay una razón clara ya que, como se repite siempre es un virus demasiado nuevo, pero todo apunta a que ocurre como en otras enfermedades de virus respiratorios que causan esta agnosia. Para este doctor y instructor, la situacion es muy interesante y merece la pena continuar investigándolo mucho más detalladamente. La destrucción del epitelio olfativo podía explicar la pérdida de olfato. Sigue sin quedar claro si el daño lo realiza nuestro virus o la invasión de las células inmunitarias que Meunier observó después de la infección.

Gente

La abundancia de alertas de anosmia por COVID-19 no se da en otras anomalías de la salud virales. «Pensamos que es muy concreta del SARS-CoV-2», afirma Meunier. En una investigación anterior de su laboratorio con otros virus respiratorios encontraron que las células sustentaculares no se solían infectar, mientras que con el SARS-CoV-2, casi la mitad contenían el patógeno. Con otros virus, el olfato frecuenta verse puesto en compromiso por la congestión nasal, pero la COVID-19 no acostumbra provocarla.

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Datos de otros países como Italia, China, Corea del Sur o Alemania indican que estos síntomas asimismo han sido referidos por hasta el 30 y 60% de los damnificados. Angelique Coetzee, la doctora sudafricana que alertó de ómicron, ahora apuntó entonces que uno de los síntomas característicos hasta ahora de la covid-19, la pérdida del gusto y olfato, no se daba en la mayoría de contagiados con la novedosa variante. Enrique Migueláñez se percató de que había perdido el olfato mientras paseaba por el campo con su mujer. Tenía 36 años y desde ese momento tiene alterado el sentido del olfato y del gusto. Y no sorprende, porquees frecuente que la pérdida del olfato y el gusto se empiece de manera indetectable para el perjudicado.

El Olfato Asimismo Está En Nuestra Cabeza

Otros estudios de todo el mundo lo elevan aún más allá, asociado a la pérdida de gusto. En España, el ministerio de Sanidad asegura que no existe aun “evidencia a nivel científico sólida” de que afecte al olfato y al gusto. De hecho, el directivo del Centro de Coordinación de notificaciones sanitarias Fernando Simón aseveró en entre las ruedas de prensa diarias para informar sobre el coronavirus que no le constaban estos síntomas.

Por servirnos de un ejemplo, si lo que se huele es aceite esencial con aroma a limón, pensar en un limón. Y poner toda la atención en la experiencia, para detectar todas y cada una de las sensaciones que se logren tener ese momento. Luego se descansa durante cerca de medio minuto, y se repite el procedimiento con todos los siguientes frascos. Se tienen la posibilidad de dejar los frascos en la mesa a la noche, y efectuar el entrenamiento olfativo antes de reposar y por la mañana, solamente despertarse.

El entrenamiento olfativo se tiene que hacer cuando menos dos veces al día. Se toma uno de los recipientes, se destapa,se acerca a la narizy sigue allí durante unos veinte segundos. La asociación francesaanosmie.org ha elaborado un protocolo de rehabilitación olfativa apoyado en los estudios de un equipo de investigación alemán que tiene gran aceptación y prestigio. Radica endos sesiones del día a día de cinco minutos, idealmente una por la mañana en ayunas y otra antes de cenar. En cuanto aldiagnóstico, no es sencillo, en especial si la causa es innata, pues quien jamás tuvo olfato no sabe lo que es perderlo. Si ha sido bruscamente, hay que pensar en traumatismos o contusiones; si ha sido de manera progresiva, nos inclinamos por una causa tumoral o degenerante», aclara.

Asimismo informa de que la diarrea es mucho más común de los que se pensaba puesto que la sufre un 30% de sus pacientes. Quienes se recobran de la anosmia son otra fuente de explicaciones para la pérdida del olfato debida al virus. Según Datta, «la mayor parte de los pacientes pierden el olfato como si se apagase un interruptor, y lo recuperan del mismo modo rápido. En el momento en que la anosmia es mucho más persistente, la restauración tarda más».

Meunier nos explica que «de esta forma se protege el cuerpo frente a la continua avalancha de toxinas que le llegan desde el ambiente». Se estima que el 80 por ciento de las personas con COVID-19 muestran alteraciones del olfato, y que muchas asimismo tienen disgeusia o ageusia (alteración o pérdida del gusto, respectivamente), o cambios en la quimioestesia . La pérdida del olfato es tan frecuente en la gente con COVID-19 que ciertos estudiosos han sugerido emplearla como prueba diagnóstica, puesto que podría ser un marcador más fiable que la fiebre u otros síntomas.

Pero si la evolución actual se confirma en los próximos un par de meses sería una “muy buena noticia” porque querría decir que la patología se disemina mucho, pero tiene muy poca influencia sobre el sistema por el hecho de que podría ser tratado casi como un resfriado común, apunta. De momento, sin embargo, hay que hacer un diagnostico todos los casos por el hecho de que es una incertidumbre lo que va a pasar en un futuro, aclara Almirante. Kelly mantiene que el entrenamiento olfativo puede apresurar la restauración y que a ella le ha ayudado a gozar de una “buena calidad de vida”. Este entrenamiento olfativo implica oler un panel de esencias un par de veces al día durante cuando menos 4 meses, pasando un mínimo de 20 segundos por esencia y concentrándose en todos y cada una. Valentina Parma, profesora asistente de Psicología en la Temple University y integrante del Monell Chemical Senses Center ,ha compendiado y analizado una cantidad enorme de encuestas de personas que han sufrido la pérdida del gusto o del olfato debido a la Covid-19. “Me apasiona la comida, así que no poder olfatear ni saborear nada me provocó depresión”, enseña Jane Nilan, que contrajo el coronavirus en marzo, cuando todavía no se sabía mucho sobre la Covid-19.

Actualiza tus datos de pago para seguir siendo socio de elDiario.es. Precisamente la OMS ha calificado a ómicron como una variación “alarmante” por el hecho de que las mutaciones hacen aún difícil pronosticar la propagación y la gravedad de la infección. Otras sugerencias son añadir mucho más yerbas aromáticas o picantes para ofrecer más gusto, evitar alimentos muy mezclados para que el gusto de cada alimento no se diluya en la mezcla, o añadir queso, trocitos de bacon, aceite de oliva o frutos secos torrados sobre los alimentos. “Durante la segunda semana, las cosas comenzaron a comprender y oler raras.